LA FIESTA
Poco a poco los vecinos fueron
llegando al café luciendo sus mejores galas, como lo requería la celebración del día del patrón.
Martin fue de los primeros en
llegar. Al principio no dejo de saludar a uno u otro vecino. Todos estaban
allí, las principales personalidades y las más influyentes.
El alcalde hacia
las funciones de anfitrión y no quería dejarse a nadie por saludar. Todo era
caballerosidad y buenos modales por todos lados. Esta fiesta era una buena
oportunidad para socializarse con los vecinos, cerrar negocios y conocer gente.
El café se fue llenando de
invitados y las primeras parejas comenzaron a bailar. La barra se encontraba
repleta de hombres que pedían algo de beber, en muchos de los casos alguna copa
de alcohol, tanto para ellos como para
sus esposas.
El alcohol, la música y el baile fueron los ingredientes suficientes para una buena fiesta.
El alcohol, la música y el baile fueron los ingredientes suficientes para una buena fiesta.
Martin no bailó. Se encontraba
algo confuso y desilusionado tras la negativa de Nai a acompañarle.
Cuando el
salón se lleno de parejas bailando, el se retiro discretamente a la barra donde
pidió algo de beber y se limito a observar.
Fue entonces cuando Nai hizo su
aparición en el café. La maestra entro decidida, sin darse cuenta de la
presencia de Martin en la barra.
Saludo a diversas personas y finalmente se
sentó en una mesa acompañada de algunas de las madres de los alumnos que
prefirieron hablar y conocer mejor a la nueva profesora de sus hijos antes que
bailar.
Nai no se movió en toda la noche de aquel rincón.
Martin la observaba y no entendía la actitud de Nai. No lo buscaba con la mirada, ni si quiera había reparado en el. Empezó a sospechar que, quizás, Nai no estaba tan interesada en él como creía. En más de una ocasión tuvo el impulso de levantarse y dirigirse a aquella mesa para decirle que se levantara de una vez y bailaran juntos. Pero la conversación en el aula, aquel “ir más despacio” se lo impedía. Martin no se sentía el mismo, ¿que tenía que hacer? ¿Esperar a que ella diera el primer paso? ¿Y si no lo daba nunca?
Finalmente y apoyado por el
empuje inconsciente que otorga el alcohol, se decidió a pedirle a Nai que le
concediera un baile. Sin embargo cuando apenas estaba a punto de dar un paso,
una voz le hizo detenerse.
-Buenas noches Doctor Martin.
Martin se giro instintivamente y
vio que se trataba de Doña Eugenia, la dueña de “Vistiendo sueños”, alguien a
quien, a decir verdad, ya había olvidado.
-Hola. ¿Cómo esta? No la había
visto.
-Acabo de llegar. Siempre trato
de retrasarme un poco, no me gusta tanto saludo ni tanto protocolo y prefiero
llegar cuando el baile ya ha comenzado. Veo que a pesar de mi retraso, sigue
usted solo.
-Ya sabe que no tengo pareja.
–contesto volviéndose a apoyar en la barra y dirigiendo la mirada a la mesa de
Nai.
Eugenia se dio cuenta de que algo
pasaba entre los dos jóvenes y eso la lleno de satisfacción. No estaban juntos, Martin se encontraba solo
y por si fuera poco el alcohol empezaba hacer mella en el. Todo estaba de su
lado, tenía en su mano las armas suficientes para que aquella noche fuera la
última en la que Martin pensara en Nai.
Eugenia se inclino por delante de
Martin para coger, de una manera muy descarada, el vaso del Doctor y beber de
él mientras exponía ante sus ojos el pronunciado y atrevido escote que lucía en
su vestido.
Martin no pudo evitar fijarse en
sus apretados pechos. Ella apoyo la espalda en la barra sin dejar de mirar a
los ojos a Martin, se llevo la copa a sus labios y antes de beber dijo de forma
muy maliciosa.
-¿Puedo? O... ¿va a ejercer su
profesión para decirme que no me conviene?
Martin, que en el fondo le hacía
gracia la descarada manera de insinuarse que tenia Eugenia, se acerco a la
barra y llamo la atención del camarero.
-Camererooo!! ponga otro vaso a
la señorita.
El camarero trajo un vaso y una
botella, comenzó a llenarlo detenidamente hasta que Eugenia ordeno:
-Deje la botella.
El hombre miro asombrado a
Eugenia y sin decir nada la dejó sobre la barra y se fue.
Martin cogió la
botella y termino de llenarle el vaso a Eugenia, después se lo ofreció y esta
le devolvió el suyo en un gesto que invitaba a
beber juntos.
Durante el resto de
la velada bebieron juntos y Eugenia intentó tener distraído a Martin para que
se olvidara de la presencia en la fiesta de Nai. También se preocupó de que su
copa nunca estuviera vacía.
Mientras tanto Nai, que se sentía
cómoda con las mamas de sus alumnos, no paraba de hablar y de hablar. En un
momento dado busco con la mirada la presencia de Martin, pues si es verdad que
le extraño que el doctor no se hubiera acercado a saludarla. Llego a pensar que
quizás no había acudido a la fiesta, pero lo encontró en la barra, junto a
Eugenia.
Al principio a Nai no le molesto
ver a Martin y a Eugenia juntos. Pensó que simplemente se estaban conociendo.
Sí le extrañaron algunos gestos que ésta le hacía a Martin, poco dignos de una
señora. No llegaba a entender porque le hablaba al oído, la música no se
escuchaba tan alta como para que el no la oyera, ni comprendía porqué para
ello, se apretujaba tanto contra el.
Los nervios y las dudas se
empezaron apoderar de Nai hasta el punto de que ya no prestaba atención a lo
que las mamas le decían.
No podía dejar de mirar a Martin y Eugenia. Y ella
misma trataba de negar con la mente lo que sus ojos veían. Y aunque le molestaba que estuvieran juntos,
lo que más la incomodaba era que Martin no se hubiera acercado a ella en toda
la noche, ni siquiera para saludarla.
La música, la gente, el ruido y el no poder dejar de pensar en toda aquella
confusión hicieron empezaron a afectar a Nai, que se sintió mareada y con ganas
de abandonar aquel lugar.
-¿Se encuentra bien?- Pregunto la
madre de uno de los alumnos al ver a Nai algo pálida.
-Sí, bueno, me siento un poco
mareada.-Contesto Nai
No es que Nai se encontrara muy
mal, o al menos nada que no se pudiera arreglar con un vaso de agua, pero Nai
ya no se sentia cómoda en aquella fiesta y utilizo la escusa del mareo para
marcharse.
-Sera mejor que me vaya. Ya es
tarde y mañana quiero levantarme pronto -Dijo Nai
-Ohh que pena, espero que no sea
nada y que pronto nos volvamos a reunir - Añadió una de las mamas, propuesta
que todas las demás aprobaron con la cabeza
-Seguro. Ahora ruego me
disculpen, pero necesito descansar.
Y tras las pertinentes y educadas
despedidas Nai se dirigió a la salida.
Eugenia que seguía distrayendo a
su antojo a un Martin, cada vez mas sumiso por la bebida, se percato de que Nai
se dirigía hacia la salida del local, para lo cual debía pasar por delante de
la barra con el correspondiente riesgo para Eugenia de que Martin la viera. Asi pues Eugenia se coloco estratégicamente delante de Nai para tapar la visión
de este cuando ella pasara cerca.
Nai abandono la fiesta sin que
Martin se percatara de ello y ante la sonrisa victoriosa de Eugenia.
Poco a poco, y conforme pasaba el tiempo, los invitados fueron abandonado la fiesta, hasta que finalmente apenas quedaron un par de parejas bailando, y Eugenia y Martin en la barra.
El
matrimonio Smitz fue uno de los últimos en marcharse, y cuando pasaron por
delante de la barra en dirección a la salida se extrañaron de ver que el doctor
Martin aún seguía allí, y se acercaron
para ver si todo estaba bien y de paso despedirse.
-Vaya ¿aun aquí Doctor?-dijo John
-Sii... sii bueno... creo que no
tardare en irme.
En su tono se notaba el exceso de
alcohol aunque, eso sí, todavía muy lejos de estar borracho.
-¿todo va Bien Martin? - Pregunto
preocupado John-
Pero antes de que el médico
pudiera contestar, Eugenia respondió por él.
-Todo va bien John, no se
preocupe. Es lo que tienen las fiestas que a veces si no se controla… -dijo
Eugenia tratando de dar naturalidad a la situación.
John, que se dio cuenta del
estado de embriaguez de Martín, y pensando que se encontraba en una situación
comprometida, quiso echarle una mano.
-Si quiere podemos acompañarle a
casa.-
Se ofreció amablemente John, a lo
que rápidamente Eugenia contestó:
-No se preocupe, yo misma le
acompañare
Y Martin sentenció:
-Sí, no se preocupe John, Eugenia cuidará de mi si es necesario -y tras
decir esto sonrió -
A John le pareció rara la
compañía que se había buscado Martín,
pero no tenía motivos para desconfiar de ella y casi lo vio normal. Por
tanto se despidió de ambos y se marcho junto con su esposa a casa.
La pareja de solteros aun
aguantaron unos minutos más en aquella barra hasta que Eugenia convenció, sin
mucho esfuerzo, todo sea dicho, a Martin para marcharse.
Salieron juntos y cogidos del
brazo, como si de un matrimonio se tratara. Eugenia agarraba fuerte el brazo de
Martin, orgullosa de su victoria aquella noche y Martin se cogía fuerte
también, más que nada por miedo a caer al suelo pues el mareo y la
desorientación que ya habían aparecido.
Eugenia cumplió con la promesa de
acompañar a Martin aquella noche como había dicho a John, salvo por un detalle,
y es que en vez de ir a casa del Doctor, lo llevó a su propia casa.
De lo que ni Eugenia ni Martin se
dieron cuenta fue de la presencia de uno
de los vecinos de lago-jardín que casualmente llevaba el mismo camino que
ellos. El único testigo del preludio de la trama que Eugenia empezaba a tejer
alrededor de Nai, y que comenzaba a
fraguarse esa misma noche.
Texto: Minichico
Fotografía: Minisantonia
vaya lío...
ResponderEliminarEsta "señora Eugenia" es una sinvergüenza , y el doctor Martin un bobalicón que se deja engatusar .... me estoy poniendo de los nervios ,y la señorita Nai , no es capaz de echarle un par de ...., tonta que si te gusta el chico no te lo dejes pisar.
ResponderEliminarBueno , la historia genial (jejeje es un buen culebrón) , pero la puesta en escena es una maravilla
FELICIDADES.
Besos Loly
................Sin palabras... (toy con la boca abierta)
ResponderEliminar¡Qué guapísimos todos!!! Los vestidos una maravilla y la nueva chaqueta del doctor muy elegante. El escenario me ha hecho sentir como si estuviera allí, auténtico, la barra, la pianista, el violinista. ¡Has creado un ambiente único!! Y de la historia...¡Estoy que rabio!!!
ResponderEliminarLa verdad es que el doctor se ha comportado como casi todos los hombres ante una mujer fácil: dejándose cegar por ella jajaja. Enhorabuena!!! He pasado un rato genial!!!
vaya con Eugenia, menuda pieza que esta hecha , las fotos estan muy bien y los personajes todos estupendos
ResponderEliminarbesitos
Mari
La puesta en escena fabulosa. Nai celosilla y Eugenia que nos ha salido más avispada sacando provecho de la situación, que loba..... jajaja.
ResponderEliminarBesos. Mª Jesús
Cuanto intríngulis ¿que pasará en casa de Eugenia? jajajja.
ResponderEliminarFantásticas fotos y montaje.
Y yo aqui ''enganchao'' vaya rata de eugenia, y el vecino misterioso... y vaya tonta Nai y el doctor vaya nervioos ...
ResponderEliminarPero preciosa escena e historia Enhorabuena
Hola, ya veo que Eugenia va a complicarle la vida a Martín. Es una vivora... Pobre Nai, ahora tiene celos. Suele pasar. Quien no corre vuela. Me encanta la ropa tan elegante que llevan todos. El salón de baile es súper bonito. Las ultimas fotos viendo se la fachada de la casa me encanta. El argumento es maravilloso. Tiene estilo y engancha. Gran trabajo. Seguimos en contacto
ResponderEliminarquelle histoire ! Impressionnant, le décor et le grand nombre de personnages !
ResponderEliminarrosethé-Minima
Vaya, vaya, esto empieza a complicarse. Vamos a tener muchas emociones por lo que veo.
ResponderEliminarScene favolose! E bella festa!!
ResponderEliminarCiao Faby
Vaya tía mala!!!Y Nai nada más que pensando en las buenas formas,si es que no se puede ser tonta,hay que ir a por todas cuando se trata del hombre que te gusta
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