LA PACIENTE
Cualquiera que pasara por la calle junto a la escuela, podía
escuchar la cancioncilla que los niños
entonaban al repetir la tabla de multiplicar que la maestra les estaba
enseñando.
Uno por uno…… uno!!!
Uno por dos…… dos!!!
Uno por tres…….tres!!!
La señorita Nai pronunciaba en voz alta la tabla, y los niños la repetían mientras ella paseaba por el pasillo de la clase.
Hubo un momento en el que Nai se sintió mal y dejo de
cantar. Los niños la miraron extrañados y
callaron, esperando que su profesora continuara. La maestra ordeno a los
niños que siguieran recitando la tabla y ella, que parecía sentirse mejor, tras
respirar hondo, continuo también donde la había dejado. Sin embargo no caminó
ni tres pasos cuando volvió a detenerse,
se echo la mano a la frente, y unos momentos después, cayó al suelo
desvanecida.
Los niños se asustaron, incluso algunos gritaron.
-¡!!Señorita Nai!!...!! Señorita Nai!!!
Uno de ellos, la niña mas mayor de la clase, salio corriendo
del aula en busca de Doña Manuela, que acostumbraba a estar a esas horas
sentada en uno de los bancos del jardín de la escuela tomando el solecito.
La anciana entro asustada en el aula y vio a Nai echada en
el suelo rodeada por los niños, se acerco a ella mientras pedía a los pequeños
que tuvieran calma y volvieran a sus pupitres.
No tardó en darse cuenta de que necesitaría ayuda, así es que pidió a la
misma niña que le había dado el aviso que se quedara junto a la maestra
mientras ella salía a la calle en busca de alguien que la pudiera socorrer.
Doña Manuela salió desesperada a la calle y casualmente
pasaba por allí Don Pedro que al ver tan nerviosa a la anciana, enseguida
acudió para ver qué era lo que sucedía.
Los dos entraron rápidamente en el aula. Don Pedro se
inclino junto a Nai, echo su brazo por detrás de sus hombros y empujo de ella
hacia delante para incorporarla. Después se ayudo de uno de los cuadernos de
los alumnos y lo uso en forma de abanico para darle aire mientras le
preguntaba.
-Señorita Nai!!, Señorita Nai!!. Responda señorita Nai!!
A los pocos segundos los esfuerzos de Don pedro dieron
resultado y Nai abrió los ojos. Sorprendida y algo desorientada miro a su
alrededor y se extrañó al verse en los
brazos de Don Pedro.
-¿Qué me ha pasado?
-Se ha desmayado
señorita Nai. ¿Cómo se encuentra?.
Pero la profesora seguía aturdida y no sabia bien que
contestar. Don Pedro continuó diciendo.
- Nai, ¿cree que podrá levantarse?
-Si, creo que si.
Don Pedro ayudo a la joven a incorporarse y después la sentó
en uno de los pupitres del aula. El hombre
busco a Doña Manuela con la mirada y le dijo.
-Quédese con ella y con los niños, voy a buscar al Doctor Martín. Vendré
enseguida.
Y dicho esto don Pedro salió sin perder un segundo en dirección al consultorio.
Casualmente Martin ya había atendido al último paciente de la mañana, así es que estaba dedicando el tiempo a trabajos administrativos como
ordenar los historiales etc… Por eso cuando llego Don Pedro a toda prisa vio la
sala de espera vacía y la puerta de la consulta abierta, por lo tanto no
necesitó esperar ni casi llamar a la puerta para entrar directamente en el
despacho del médico.
-Doctor Martin!!! Doctor Martin!!
Martin miro con asombro a Don Pedro y adivino, lógicamente,
que algo había pasado.
-¿Qué sucede?
-Es la señorita Nai!!!.
Martin se levanto de golpe y en su rostro se reflejaba una
gran preocupación.
-¿Qué le pasa a Nai?
-Se desmayo en plena clase. Yo la socorrí y en cuanto he
tenido un momento he venido a avisarle
Sin dar tiempo a que Don Pedro terminara su explicación,
Martin fue recogiendo su maletín y preparándose para salir hacia la escuela a
toda prisa. El resto de detalles los preguntaría por el camino.
Una vez en la allí, Martin vio a Nai sentada donde Don
Pedro la había dejado. Rodeada por la curiosidad y preocupación de los niños,
que no dejaban de cogerle la mano y preguntarle como se encontraba.
Martin pido a todos que le dejaran sitio. Se arrodillo junto a ella y tras cogerle la
mano le pregunto.
- Nai… Soy el doctor Martin. ¿Cómo se encuentra?
-Algo mareada – contestó-
-Bien, escuche. Voy hacerle un pequeño reconocimiento. ¿ de
acuerdo?
-Si – respondió ella -
Martin examino sus pupilas, le tomo el pulso y llevo su mano
a su frente. Además pudo advertir como la palidez de Nai iba desapareciendo
poco a poco, y eso era una buena señal.
Cuando el médico termino su rápido reconocimiento y al ver
que Nai no tenia nada aparentemente grave, quiso tranquilizarla diciendo.
-Bien Nai. No parece nada grave. Pero tiene que descansar.
La llevare a su habitación para que se tumbe y repose. ¿ de acuerdo?
-¿Y los niños?, ¿Qué pasa con mis niños?
-No se preocupe por ellos. Doña Manuela se quedara con ellos
hasta que los recojan sus padres.
-Pero no puedo dejarlos…..yo… mis niños
-Nai, tiene que descansar. Doña Manuela cuidara de ellos.-
respondió tajantemente el médico
La joven, que aun se sentía convaleciente, admitió los
consejos de su amigo y doctor y acepto ir a su casa a descansar. Martin
pregunto entonces.
-¿Cree que podrá andar con firmeza?
Sin embargo, y antes de que ella contestara, Martin se dio
cuenta de lo estúpido de su pregunta, pues aunque la joven se encontrara en condiciones
de andar, no dejaba de ser un riesgo que ella sola subiera las escaleras
exteriores de su vivienda. Por tanto Martin busco apoyo en Don Pedro y le pidió
que le ayudara a llevarla a su casa.
Una vez en la habitación, ayudaron a Nai a sentarse en la
mecedora que allí había, y Martin se
dirigió a su amigo para pedirle un último favor.
-Pedro. Baje a
relevar a la doña Manuela con los niños y pídale que suba. La necesito aquí.
-Por supuesto Martin.
Don Pedro cumpliendo con las instrucciones de su amigo el
doctor, bajo al aula para cuidar de los niños. Manuela recibió el aviso y subió
a casa de la maestra dejando a los pequeños al cuidado de Don Pedro quien sin
darse cuenta se encontró en medio de la clase ante la mirada fija de los
alumnos que esperaban alguna indicación de su nuevo y espontáneo profesor.
Don Pedro nunca había ejercido de maestro ni tenia ni idea
de cómo se hacia. Se produjo un silencio
tenso y finalmente el hombre se
armo de valor y dijo.
-Ehhh..bueenooooo….je je…¿Qué estabais haciendo con la
señorita Nai?
Entonces uno de los alumnos pregunto.
-¿Se va a morir?
-¿Qué? ¿Cómo?
-La señorita Nai. ¿ se va a morir?
Don Pedro se quedo sorprendido por la inocente pregunta del
pequeño y contesto casi con risa para transmitirle al muchachito que realmente
no había porque preocuparse.
-No, no, Se pondrá bien, ya lo veréis. Solo se ha mareado. A
veces pasa. Pero no es malo.
Sin embargo sus palabras no parecían tranquilizar a los
niños. Incluso Pedro observo que en alguno de ellos parecía asomar alguna
lágrima. Por un momento pensó que aquella situación se le podía escapar de las
manos. Pero entonces, como si de un ángel de la guarda se tratara, la misma
niña que dio el aviso a Doña Manuela, la alumna con más edad, echó un cable al inexperto profesor.
-La tabla de multiplicar.
-¿Qué?
La niña resoplo en señal de tener paciencia y repitió.
-Estábamos cantando la tabla de multiplicar.
-¿Cantando?- dijo don Pedro imaginando lo peor.
-Siiii. La señorita Nai nos canta la tabla y nosotros la
repetimos.
Tiene usted que cantar!!!-Confirmo la niña.
Y de repente, del fondo de la clase y sin saber bien de que
alumno se trataba se escucho una voz algo graciosa decir.
-Tieeeene que
cantaaarrrr!!!...Tieeeene que cantaaarrr!!!
Todos los niños esperaron ansiosos que Don pedro se pusiera
a cantar pues pocas veces tenían una oportunidad tan clara de pasar un buen
rato acosta del ridículo de un adulto.
Don pedro supo que no tenía salida para aquella encerrona.
Miro al cielo y como rogándole a dios un milagro dijo…
-Por favor… dese prisa Doctor Martin…dese prisa.
….
Mientras tanto en la casa de la maestra, Martín pidió a Doña
Manuela que ayudara a Nai a ponerse el camisón y a meterse en la cama para descansar.
-Esperare fuera. Cuando este en la cama avíseme y volveré a
entrar.- Dijo Martin a la anciana.
Una vez Nai estuvo acomodada Martin entró de nuevo en la
habitación y se sentó en la cama junto a ella mientras Manuela permanecía de
pié al otro lado.
El joven la cogió de la mano y dijo.
-Nai… ¿Cómo se encuentra?
-Mejor. Algo confusa, pero mejor.
Y tras unos segundos le
pregunto preocupada.
-¿Qué me ha pasado doctor?
Martin sospechaba que aquel desmayo no solo era debido al
cansancio. Podria haber algo mas, pero no quiso inquietarla.
-Seguramente solo será fatiga. Ha llevado unas semanas muy
ajetreadas y ese estrés le ha podido pasar factura. No obstante quiero
asegurarme de que no hay nada más y por eso lo mejor es que se quede en cama
los próximos tres días.
La maestra miró a Martín.
Su rostro, que ya dejaba de estar pálido reflejaba cierta indignación
-¿Tres días? Es demasiado. Mis clases, mis niños. No doctor,
es demasiado. No puedo estar tres días en la cama!!
Martín sabia lo que sus alumnos significaban para Nai, y
supo que obligarla a estar en cama tres días suponía un gran sacrificio para
ella. Por eso no le extraño la réplica de Nai a su recomendación
-Es mucho tiempo. Son muchos días. Tengo que recuperarme
antes.
Y ante la desesperación que ella transmitía Martin se paró
un momento a pensar y encontró una solución más flexible.
-Está bien. Haremos
una cosa. Se quedará solo dos días en reposo, y yo la observare de cerca, le
haré compañía las horas que no este pasando consulta hasta que se quede durmiendo por la noche. Le pediré a Doña
Manuela que pase aquí la noche para que no esté sola.
La anciana movió la cabeza en señal de aprobación y el
médico continuó hablando.
- Si mañana tarde no he notado en usted ningún síntoma que
pueda preocuparme, podrá volver a clase pasado mañana ¿ le parece mejor así?
Nai sonrió, aunque no sabía si lo mas le gustaba era el
hecho de volver un día antes con sus alumnos o que Martin cuidaría de ella casi
día y noche durante dos días.
-De acuerdo Martin –dijo-
-Bien. Entonces trato hecho. Ahora la dejare descansar. Doña
Manuela cuidara de usted si necesita algo. Yo volveré esta tarde para ver como
se encuentra, y traeré de mi consulta algunas cosas que necesitaré dejar aquí durante este tiempo.
-Está bien, dijo la joven, que aunque ya empezaba a
encontrarse mejor se sentía muy cansada.
Martin se levanto en dirección a la puerta acompañado por
Doña Manuela. Una vez allí y antes de despedirse, Martin dio las últimas
instrucciones a la anciana.
-Que coma ligero. Tóquele la frente de vez en cuando y si ve
que le sube la temperatura llámeme inmediatamente.
-De acuerdo. – dijo Manuela -
-No le quite ojo.
-Por supuesto. – respondió la anciana -
-y no deje….
Doña Manuela miraba divertida al doctor que no paraba de
darle indicaciones lógicas y finalmente le apremió.
-Doctor!!!. …puede irse tranquilo.
Martin, sonrió al darse cuenta de su exagerada preocupación.
Miro a Doña Manuela y se despidió
-Volveré esta tarde. Adiós.
-Adiós doctor.
Una vez se fue el doctor Martin Doña Manuela arropó a Nai
para que ésta descansara.
Después se dirigió a la puerta para salir de la
habitación, pero antes de cerrar escucho la voz de Nai.
-Es muy bueno ¿verdad?
Doña Manuela desde la puerta contesto.
-Si. Lo es. Y se nota que te quiere mucho.
Nai sonrió, cerró los ojos y se quedó dormida.
Fotos: Minisantonia
Textos: Minichico
Fotos: Minisantonia
Textos: Minichico
Ohhhhh que chuloooooo!!!! y doña Manuela se ha percatado de todo todito, jejejeje. Me ha gustado mucho, y un placer ver de nuevo la escuela que me tiene enamorada, y los niños qué lindos!! Ains, no tardeis en la próxima, Pobre Martin que preocupadito se ha quedado
ResponderEliminarUn besote
que corto, que corto se me ha hecho éste capítulo!
ResponderEliminar...e la storia continua a gonfie vele!
ResponderEliminarStupende immagini.
Ciao Faby
que bonito, estoy enganchada, esta super interesante. Besos a los dos.
ResponderEliminarMiolga
Pero que bien colocas las escenas ,y los personajes, tan arregladitas las muñecas , los vestidos tan bonitos y el pelo muy lindo .Que a proposito el mareo, tienen mucho que hablar a ver que tal? un beso santiaga
ResponderEliminarAla ...... y ahora se queda así la cosa !andanda! que bien lo trejemanejas todo.....espero ansiosa el capítulo 13! no tardes! un beso muy fuerte
ResponderEliminarYa?...estoy pensando en meterme en la cama también a esperar acontecimientos... No sé si me gusta más la historia o la decoración que la rodea. Un beso... Sonsoles
ResponderEliminarMe encanta!!!
ResponderEliminarMuy entretenido.
Mil besos...Julia
Genial,me encanta esta historia y la ambientación,chulisimo todo,besitos
ResponderEliminarquel rebondissement, encore un joli chapitre, un peu mouvementé ...
ResponderEliminarrosethé-Minima
Muy buen capítulo. Espero que Nai se recupere pronto con los cuidados del Doctor Martín
ResponderEliminarque le pasara a la señorita Nai?, bueno seguro que con los cuidados de doña Manuela y el doctor se recuperara en nada, me gusta mucho el vestido de Nai , es muy sencillo y fino
ResponderEliminarbesitos
Mari
Amazing story, beautiful done!
ResponderEliminarHola, cuantas muñecas tienes. Todos los niños son ideales. Menos mal que Nai recibe una atención personalizada de su doctor. Las fotos son preciosas. Me gusta la habitación y el camisón de Nai... Espero que no tenga nada grave. Estaré atenta a su evolución. Muy real el argumento y diálogos con las tablas de multiplicar. Seguimos en contacto
ResponderEliminarPrecioso,si es que se les nota a la legua lo que se quieren!!!
ResponderEliminarSi no fuera porque sabemos de la personalidad intachable de Nai, prodríamos pensar en algo no muy adecuado en la época. Pero... si no hay bebé, ¿será que le pasa algo malo de verdad a Nai? No es así, ¿verdad?
ResponderEliminar(Un beso grande. Sucari)
Ainssss que oportunidad mas buena para los dos. A ver si asi esto acaba en algo jejejeje.
ResponderEliminarMira que es listo este Dr. Martín, como busca hueco para ir a verla. El detalle del cuaderno para abanicar a Nai ha sido muy bueno.
ResponderEliminarMª Jesús
Me gusta!! hoy me he vuelto a enganchar!! pero es que ando fatal de tiempo!!llevo varios capitulos sin leer!!!!!!!!!!!1
ResponderEliminarBesos de las Malu´s.
La ambientación es cada vez mejor... Me encanta el camisón, mucho más recatado que la bata de Eugenia... No se puede quejar el Dr. Martin ya las ha visto a las dos en ropa interior...
ResponderEliminarEspero que Nai no tenga nada grave, aunque estaria bien que con lo tontita que es la hayan engañado....
Lo sé soy muy cruel, pero tal como estan las cosas, estoy un poco harta de tontitas que no se enteran de nada...
Ohooooo me enganche otra vez!!! jajajaja, me encanta todo!!, quiero mas!!! jajajajajaja, ojalá no sea nada grave lo de Nai.Besos
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