Por fin Susan está de vuelta. Su madre ya se ha recuperado y ella ha vuelto al trabajo.
En Hambleton Hall todos la echaban de menos, pero sobre todo Katty, la cocinera, y Lisa, la institutriz, ya que todo el trabajo de Susan se lo han tenido que repartir entre las dos.
Mery Anne le dá también la bienvenida, y se alegra de que su madre haya recuperado la salud.
Aunque la ausencia ha sido corta, Susan tiene un montón de cosas que contar a sus compañeras de trabajo.
Y mientras Katty prepara unos pastelitos para los señores, Susan les cuenta cómo le han ido las cosas en su pequeño pueblo.
Y en el trascurso de la agradable merienda de las tres compañeras, Lisa pone al día a la recién llegada Susan de las novedades de Hambleton Hall.
A Mery Anne no le gusta que Jhon fume la pipa, el olor del humo le molesta,pero no hay nada que hacer, Jhon no le hace ni caso. Lo único que ha conseguido al respecto es que no fume cuando están los niños delante, la pequeña Mery tose cada vez que huele el humo del tabaco.
Y Susan de nuevo vuelve a sus quehaceres diarios, y les sirve la merienda a los señores en el precioso salón de Hambleton Hall.
Dejando un pequeño espacio donde poder detenerse durante unos monetos para escribir esas historias maravillosas que le vienen a la imaginación y que algún día sueña ver publicadas.
Los sillones y el sofá fueron escogidos con sumo cuidado, para que fueran cómodos y además aguantaran bien el paso del tiempo ya que van a ser usados por toda la familia.
Serio, elegante y a la vez acogedor, es lo que la señora ha intentado que fuese esta pieza de la casa.