jueves, 10 de enero de 2013

LAGO - JARDÍN Capitulo 5


LA CENA (1ª PARTE)
 
El sonido de la cucharilla al remover la taza de la señora Smitz rompía el cómodo silencio del salón. Después Mery Anne  tomo un sorbo de té,  gesto que imitaron sus invitadas, la señora Marhuena, Matilde, mujer de Don Pedro, y la señorita Nai que hacia el papel de invitada de honor.




-Díganos, señorita Nai  ¿Cómo una mujer joven como usted ha terminado en un pueblo como este?



 Pregunto Mery Anne sonriente, ya que Lago-Jardin era un pueblo casi apartado del mundo, tranquilo y que, al contrario que sucedía con sus vecinos actuales, es decir, personalidades con cierto estatus conseguido a lo largo de los años,  lo cierto es que poco tenía que ofrecer a jóvenes con todo un futuro por delante. Era por tanto más normal que la nueva profesora de  Lago-Jardin fuera una mujer con experiencia, y entrada  en años. Una mujer en el final de su carrera. El pueblo era un lugar ideal para una profesora  como el ultimo escalón antes de la jubilación;  por tanto,  la llegada de una mujer joven era motivo de curiosidad.



-Provengo también de un pueblo pequeño. Un pueblecito en la sierra. Pero me traslade a la ciudad con mi tia para estudiar y luego dar clases. Después se me presento esta oportunidad y no quise dessprovecharla.




-Estoy segura de que aquí se sentirá muy bien - dijo la señora Marhuenda.- Además, este pueblo necesita un aire de juventud. La llegada de gente joven hará que el pueblo tenga mas vida. Aquí encontrará buenas amigas ya lo vera.



-Y por lo que sabemos buenos amigos- Apunto Matilde. –Tengo entendido que conoce al Dr Martin, otro vecino nuevo.



-Si, es cierto, fue el quien me ayudo en mi llegada. Es un hombre muy amable



Todas se miraron entre si con una media sonrisa. Nai no le dio importancia, incluso le hizo gracia pensar que era otra inocente broma de las veteranas del pueblo hacia la recién llegada 




Mery Anne tampoco quiso que su invitada se sintiera incomoda y trato de cambiar el tema y no hablar sobre el joven, guapo y soltero Doctor Martin.



-No  les haga caso. Ya sabe como son los pueblos pequeños y sus cuchicheos. Y aquí mis amigas son expertas en eso - volvió a bromear la anfitriona de la casa. -¿sabe que nos acompañara en la cena?



Nai se quedo sorprendida, compartir mesa con el nuevo doctor la ponía un poco nerviosa aunque en el fondo agradecía lo posibilidad de volver a verlo, tendría la oportunidad de conocerlo un poco más.







(Mientras tanto, en la biblioteca…)



Jonh, Pedro, el señor Marhuenda y por supuesto el Dr Martin como  invitado especial, estaban a punto de iniciar un debate que a diferencia del acontecido entre las damas, iba a tener cierta tensión añadida.



El señor John , por ser el anfitrión, sabia de su papel como moderador, así pues, fue el quien dio pie al debate.



-Dr Martin creo que hablo en nombre de mis colegas, al decir que estamos muy contentos de tener por fin un servicio medico en Lago-Jardín, así como el propio hecho de que haya usted aceptado la invitación a la cena para poder conocerle personalmente.




-Es todo un placer señor John.-Dijo Martin educadamente.



-Aunque. -continuo diciendo John. -A pesar de que todos los vecinos del pueblo estén contentos con su llegada, eso no impide que hayan ciertas discrepancias.



Martin se quedo parado pues no entendía a donde quería ir a parar el señor John.



-¿Que quiere decir John? ¿A que discrepancias se refiere?



En ese momento el señor Marhuenda intervino.



-Vera usted Dr Martin, no es mi intención enojarle, créame, nada mas lejos de mi intención. Es usted el invitado de mi amigo y colega John y no tengo nada en contra de usted. Incluso estoy seguro de que es todo un profesional en un su trabajo…Pero eso no impide que tengamos nuestras propias ideas o pensamientos que nos llevan, como personas razonables que somos, a discrepar de ciertos aspectos de su profesión.




El Dr Martin en ese momento se dio cuenta de que estaba más perdido que nunca. A si es que contesto.



-¿Y puedo saber que clase de  discrepancias son esas?



Pero el señor Marhuenda no supo como responder sin riesgo de ofender al Dr Martin.



-Bueeeeeno, yooo..tampoco quise decir….queeee..



En vista de que la situación se estaba embarullando, Pedro intervino para echar un cable a su amigo, diciendo.



-Dr Martin, lo que mi amigo y colega quiere decir es que la llegada de un medico al pueblo es una gran noticia, pero que en su opinión esta algo..¿como decirlo?.. falta de personal. Eso es - terminó de decir Pedro casi esbozando una sonrisa.




Martin no acababa de entender aquello, y quiso abordar el tema directamente con el señor Marhuenda girándose hacia el y diciendo.



-Señor Marhuenda, lago-Jardín es un pueblo de muy pocos habitantes, creo que mi presencia será más que suficiente para cubrir todas las necesidades medicas que el pueblo requiera.



Entonces John expuso directamente el problema para evitar más rodeos.



-Dr Martin, mi amigo el señor Marhuenda, es un hombre de tradiciones y costumbres. Y en su opinión  cree que las mujeres de este pueblo deberían ser atendidas por personal femenino.



El  Dr Martin, por fin, entendió de qué iba todo aquello, y se sintió ofendido por las ideas del señor Marhuenda. Se dirigió de nuevo a el y manteniendo la calma aunque algo molesto dijo.




-Señor Marhuenda,  entiendo de las costumbres a las que  John hace referencia con respecto a usted. Y las respeto créame, no es  usted el único que tiene esas ideas se lo aseguro, sin embargo, debe usted entender, que no puedo dejar de calificar esos pensamiento más que de estúpidos.



Al decir la palabra “estúpidos” todos quedaron sorprendidos, pues no esparaban un calificativo tan claro y tan director hacia el señor Marhuenda quien pasados unos segundos de total silencio reacciono de manera muy alterada…



-¿Pero como?, ¿me esta usted llamando estúpido Dr Martin?




-No digo que sea usted estúpido,  pero si sus ideas.



Marhuenda se sentía insultado por el Dr Martin, pero el hecho de que Martin fuera el invitado de John, le impedía montar una escena o al menos responder como a el le hubiera gustado.



John se dio cuenta de que el debate se le estaba yendo de las manos y decidió arbitrar poniendo calma. Entonces y  haciendo uso de su habitual y muy Británica paciencia dijo.



-Señores por favor, mantengan la compostura!!



Después miró a Martin y trato de defender a su amigo.



- Dr Martin, no olvide que las costumbres del señor Marhuenda no son exclusivas. Que mucha gente piensa de ese modo. Estoy seguro que usted en su profesión ya habrá vivido situaciones referentes a este tema. Y, por tanto  que estará acostumbrado. Por favor,  no se enoje.




Tras un silencio John prosiguió.



-Ruego disculpe a mi amigo si le ha ofendido con sus comentarios. Y le pido sea comprensivo y tolerante con sus tradiciones.



El Dr Martin se dio cuenta una vez más que John le llamaba a la calma. Era su invitado y no quería ofenderle. Sin embargo estaba harto de que la gente pusiera en duda su profesionalidad con ideas que el consideraba de otro siglo.



Una vez calmado, Martin quiso decir algo a todos los presentes.



-Señores. Déjenme que les cuente algo.



Los tres amigos se miraron entre si y afirmaron con la cabeza. Pedro, John y Marhuenda se acomodaron  en sus sillones correspondientes, copa en mano, y se prepararon para escuchar lo que Martin tenía que decir. Martin comenzó a pasear por la estancia al tiempo que comenzaba a hablar…..




-Caballeros, hace muchos años la ciencia médica no se entendía como tal. Aquellos que la practicaban eran acusados de brujos y perseguidos hasta la muerte por ello. Sin embargo, y en contradicción con aquellos hechos, lo cierto es que el ser humano, desde que tiene uso de razón, ha buscado sin descansar soluciones para aplacar el dolor. Y más tarde, también,  la propia curación. Es, por tanto, un acto innato del ser humano la búsqueda de  la propia supervivencia de la especie. Y la medicina, señores, no es mas que un camino en dicha búsqueda.



_ Señores, hasta hace muy poco años la gente moría por enfermedades que hoy se curan con apenas tratamiento. Ese don, esa suerte que tenemos, se la debemos a todos aquellos que a través de la historia han dedicado sus vidas a la sanación en bien de la propia humanidad. Incluso llegando a sacrificar sus propias vidas por ello.

Rechazar lo que hoy tenemos por el motivo que sea es una falta de respeto a todas aquellas personas que quedaron en el camino. Y no me refiero solo a aquellos que perecieron por ser perseguidos y ajusticiados en nombre de la religión u otras causas, sino a millones de personas que murieron porque no les llego a tiempo la medicina que hoy tenemos  por culpa de tantos años de retraso debido a prejuicios como los que hoy debatimos aquí.




Los tres colegas escuchaban con gran expectación la explicación del Dr Martin quien, tras hacer una pausa paradar un sorbo a su copa de  brandy, se dirigió directamente al señor Marhuenda y continúo diciendo.



-Señor Marhuenda debemos ser conscientes de la suerte que tenemos hoy en día. Rechazar la medicina por cualquier escusa es un absurdo y un freno a la evolución humana. Sin embargo, señor Marhuenda, yo soy tolerante. A fe que soy tolerante, pues a pesar de todo lo dicho puedo entender y hasta comprender que hoy día existan personas que rechacen la medicina por diversos motivos. Motivos como el desconocimiento, motivos religiosos, simplemente porque no se crea en ella o incluso tal vez por miedo, señor Marhuenda……Pero… ¿por pudor?...¿POR SIMPLE PUDOR?.  -dijo alzando la voz y con expresión de indignación para continuar diciendo mucho mas calmado.- Rechazar la medicina por pudor, señor Marhuenda, es simplemente un acto estúpido. Créame.




John, Pedro y el propio Marhuenda quedaron impresionados y sin palabra alguna ante la elocuente explicación del Dr Martin. Reino el silencio durante unos segundos. Entonces Marhuenda dejo su copa en la mesa, se levanto y se dirigió hacia el Dr Martin con gesto serio y decidido. El señor Smitz, aun inmerso en la sorprendente locución del Dr Martin, no pudo reaccionar a tiempo y temió la posible reacción de Marhuenda. Podía ser capaz de cualquier cosa.



Entonces cuando Marhuenda se situó a escasos centímetros de Martin y con cara de pocos amigos, respiro hondo, saco pecho y acto seguido dijo.



-Hoy he venido aquí, a casa de mi buen amigo Smitz a conocer a un medico, sin embargo y con gran sorpresa no solo he conocido a un doctor sino a una gran persona y a todo un caballero.-Y ofreciendo su mano al Martin continuo diciendo- espero sea capaz de disculparme y de aceptar mis disculpas por haber dudado de su innegable profesionalidad.





El Doctor Martin estrecho su mano al tiempo que decía.



-Disculpas aceptadas, y quiero que sepa usted, señor Marhuenda, que si su esposa algún día necesita de mis servicios, usted podrá estar presente durante todo el tratamiento, siempre y cuando no entorpezca mi trabajo.



El señor Marhuenda miro de nuevo al Dr. Martin con expresión seria, y algo indignado comento.



-Ahora si me insulta usted joven Doctor. Pues esa invitación no será necesaria, ya que cuando mi mujer visite su consulta, no tendré ninguna duda de que esta en buenas y profesionales manos.- y tras hacer una pausa y sacar una gran sonrisa continuo diciendo.- Y ahora, si me hace usted el honor, me gustaría compartir mi asiento en la mesa junto a usted.



-El honor será mío – respondió Martín –



Y dicho esto ambos se dirigieron al comedor para compartir la cena. Habia nacido una nueva amistad.



Mientras tanto, Jonh  y don Pedro no salían de su asombro pues no recordaban haber visto pedir disculpas al orgulloso de su buen amigo Marhuenda.  Don Pedro dejo su copa vacía, se levanto y se dispuso a despedirse de Jonh pues esta vez ni el ni su esposa podían quedarse a cenar, como era habitual. Jonh, que aun mantenía la sorpresa en su rostro  por lo que acababa de ver  se levanto y junto a Don Pedro se dirigieron a la puerta que daba al comedor; Una vez allí,  y antes de cruzar el umbral ambos se despidieron.




-Un vez más nos abandonas querido amigo.



-Lo siento, ya sabes que me es imposible. Disfruta de la cena, promete ser interesante.- Don Pedro miro el rostro de Jonh y contnuó diciendo- A juzgar por tu cara parece que la locución de nuestro doctor te ha sorprendido como a todos ¿no?.



Jonh Smitz miro a su amigo, y quiso ser tajante.



-No mi querido amigo, no es la locución lo que me deja sorprendido.



-¿Entonces?..¿que es?.



Y el Sr. Smitz miro al infinito diciendo -



-Que no es británico…..Lo que me sorprende es que no sea británico……






















10 comentarios:

  1. Hola Antonia,
    Me encanta su historia. Es una maravillosa manera de mostrar su increíble colección.
    Abrazo grande,
    Giac

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  2. veo que la historia sera entretenida , espero pronto el siguente capitulo

    besitos

    Mari

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  3. Muy bonito, de verdad. No sólo tus minis son preciosas... también tus historias
    Esperamos impacientes el próximo capítulo!
    Besos
    Sucari

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  4. Que interesante se pone esta historia, sigo esperando al próximo capítulo...por cierto, me ha encantado el vestuario de los protagonistas Toñi. Besitos

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  5. Hola: me gustan las preguntas que le hacen las señoras a la profesora y esa reflexión de que el pueblo necesita a gente joven. Pobre profesora menudo interrogatorio le hacen todos... El salón se ve precioso y elegantísimo. La zona de hombres también es maravillosa. La ropa que lleva el doctor es perfecta y creo que les dá un buen discurso al resto de los invitados sobre su profesionalidad. Seguimos en contacto

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  6. Me ha encantado este capítulo sobre todo la parte de el debate que se abrió entre los hombres y como en vez de enfadarse y cada uno tirar por un lado, han sido comprensivos y han entendido la postura de cada uno.

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  7. No tiene desperdidcio!!!!... me imagino la motivación que da esto para continuar...
    Besos

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  8. de verdad q entre las historias y la puesta en escena estoy enganchada!!!!!!!!!!!!!!! para cuando el siguiente capitulo???????? ains q nervios!!un besazo

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  9. es una fotonovela!!! como me gusta, espero el próximo capitulo!

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