UNA BONITA HISTORIA
Martin tuvo un mañana tranquila, a
las 14:00 ya había terminado con todos sus pacientes y salió de la consulta en
dirección a casa de Nai con ganas de ver a su amada, deseoso de notar la mejoría
en ella e ignorante de lo que allí había acontecido.
Manuela le abrió la puerta y tras
contestar a las ya tradicionales preguntas sobre el estado de la muchacha,
Martin se dirigió a la habitación de Nai.
La puerta estaba entre abierta, asomó la
cabeza y al ver que estaba despierta entró en la habitación sonriente.
-Hola Nai, Ya estoy aquí ¿Cómo
estas?
La maestra no contestó, pero él no
le dió importancia y se colocó junto a la cama.
-¿Te has tomado la medicina?
Volvió a preguntar Martin. Pero
Nai seguía callada. No podía ver el rostro de Nai con claridad debido a la
sabana que le tapaba casi todo el cuerpo. Extrañado por el silencio de la muchacha Martin
preguntó.
-¿Nai, te encuentras bien?
Entonces la voz de ella sonó muy
seria.
-Sí. Estoy bien. Y sí, me he
tomado la medicina.
Martin no entendía la actitud de Nai
y quiso conocer cual era el motivo de su
seriedad.
-¿Pasa algo Nai? ¿Por qué estas
tan seria?
-No me pasa nada.
-Bien. Me alegro.
Pasaron unos segundos en los que
el silencio se hizo dueño de la habitación. Se notaba cierta tensión que Martin
no lograba entender. Entonces la voz de Nai se volvió a escuchar.
-¿Martin?
-¿Si?, Dime- Contestó Martin
creyendo en la posibilidad de que todo volvía a la normalidad
-Si ya me has recetado lo que
necesito, no creo necesario que pases aquí todo el tiempo.
Martin quedó sorprendido. Incluso
decepcionado. Entendió que Nai estaba resentida con el y no lograba entender la razón. Como si no
hubiese escuchado bien la pregunta contesto.
-¿Qué? ¿Cómo dices?
- Será suficiente con que vengas
a visitarme un par de veces al día. Y…
tampoco vives tan lejos, si pasa algo te avisarían a tiempo.
Y tras unos pocos segundos de
silencio Nai dijo muy seriamente.
-Vete por favor.
Martin supo sin duda que algo
pasaba. Y fuera lo que fuera él era protagonista. Pero no quiso discutir y así,
después de recoger sus cosas se dispuso a marchar.
-Está bien. Como quieras.
Sin embargo, apenas había abierto
la puerta cuando Nai le preguntó muy tajantemente.
-¿Te acostaste con ella?
Martin, comprendió entonces cual
era el motivo del enfado de Nai. Y, aunque el no recordaba nada, no pudo mas
que confirmar los hechos.
-Sí. Lo hice.
El silencio se adueño de la habitación. Finalmente Nai dijo.
-Vete!
Martin salió cabizbajo de la
estancia. Camino de la puerta se cruzo con Doña Manuela que se extrañó de la
corta visita del doctor. La anciana le preguntó si ya se marchaba y él, con
rostro serio, afirmó con la cabeza y siguió adelante. Segundos después Martin
abandonaba la casa ante la mirada perpleja de Doña Manuela que, debido a
su experiencia de la vida, pudo adivinar que algo pasaba entre los jóvenes.
Quiso, por tanto, saber si Nai se encontraba bien y se dirigió al dormitorio.
No le hizo falta pasar para
confirmar sus sospechas pues los sollozos de Nai se escuchaban tras la puerta. Manuela
entró en la habitación y se encontró a Nai sumida en un mar de lágrimas.
Sin que nadie le dijera lo que
había sucedido, la anciana podía sospechar qué mal padecía la maestra.
-Mi niña… pero porqué estás
llorando? mujer… - le dijo mientras se acercaba a ella y le tendía la mano –
Nai, al escuchar la voz amiga de
Manuela, no pudo evitar romper en llanto, le tendió los brazos y la anciana la
abrazó.
-Ay Manuela, yo lo quiero...
pero… me ha hecho daño!!! – dijo Nai entre sollozos –
Manuela la dejó llorar, y cuando
la muchacha empezó a calmarse, se deshizo despacio del apretado abrazo. Nai
apoyó la cabeza en la almohada y cerró los ojos. La anciana se sentó en la
mecedora, frente a ella y comenzó a hablarle en tono tranquilo y pausado
-Nai, te voy a contar una
historia, algo que le ocurrió a una joven como tú ya hace muchos años…
La maestra se sonó la nariz, se seco
una vez más las lágrimas que no paraban de salir de sus ojos y se dispuso, a
pesar del dolor que sentía en esos momentos, a escuchar la historia que la
anciana le quería relatar.
-“Esto sucedió hace más de 50 años. Por aquellos tiempos el tener un hijo varón era un orgullo para los padres. Cuando lo que nacía era una niña, se intentaba buscar un buen partido para ella. Las chicas se educaban para ser buenas amas de casa y buenas esposas, y se buscaba entre los hijos de los conocidos al pretendiente que más convenía.
Los padres de aquella moza ya habían elegido al que sería el esposo de
su única hija. El joven era hijo de un
relojero del que había aprendido el oficio. Un buen partido con un buen futuro.
Se hizo una bonita fiesta donde la pareja quedó prometida. Daba
comienzo ahora el tiempo de noviazgo, en el que los jóvenes se conocerían y
disfrutarían el uno del otro.
La joven, que era extremadamente tímida, al principio andaba un poco
reacia, pero conforme fue pasando el tiempo se dio cuenta de que los mejores
momentos del día eran los que pasaba junto a él.
El muchacho sin embargo, quedó
prendado de la chica nada más verla, y
deseaba que pasara rápido el tiempo para hacerla su esposa y saber que ya nunca
se separaría de ella.
- Pero los hombres son débiles Nai, y muchas mujeres son capaces de hacer
cualquier cosa por conseguir lo que ellas desean.
En el pueblo se estaba construyendo una estación donde pararía el
ferrocarril, y aquel año el capataz se trajo a su mujer y a su hija, que vivían
en otra ciudad, para que pasaran allí el
verano.
La hija del capataz era una
joven muy bonita, y muy vivaracha
también, y de fácil palabra. Cuando vió al guapo y apuesto relojero se
encaprichó de él, y poco le importó saber que estaba prometido. Se propuso
entretenerse con él el tiempo que estuviese en el pueblo.
El relojero se resistía y ella insistía. Una noche los jóvenes enamorados,
que preparaban ya su próxima boda, discutieron. Todo empezó por algo sin
importancia pero terminó en un fuerte enfado. La novia sabía que él llevaba la
razón, pero aquel día se había crecido ante él y no quiso dar su brazo a
torcer.
El relojero marchó a su casa
indignado por la poca comprensión de su novia. Estaba nervioso y pensó que
mejor se tomaba algo para llegar a casa más relajado. Y una copa le llevó a
otra y al salir de la taberna no andaba dos pasos en línea recta.
Y el destino
hizo que se topara con la hija del capataz, que al ver al relojero de esas
pintas supo que era su oportunidad.
Al día siguiente quiso que se lo tragara la tierra. Acababa de
cometer el mayor error de su vida. El quería a su novia, quería que fuese su
mujer, envejecer con ella. Y lo había estropeado.
Estuvo unos días sin acercarse a ver a la muchacha y ésta, que sabía de la persecución a la que
lo sometía la hija del capataz, intuyó que el alejamiento de su novio se debía
a ella.
Se armó de valor y se plantó en la relojería. El
muchacho la miró con cara de arrepentimiento y vergüenza a la vez. Entonces ella
supo que estaba en lo cierto. El quiso decir algo, pero ella no lo dejó hablar.
Le dijo que lo perdonaba.
- Y asi envejeció con él, Nai, y fue muy feliz durante todos los años en
los que vivieron juntos…”
Manuela acabó su relato y se inclinó hacia la cama para
coger de la mano a la que era su niña. Miro fijamente aquellos jóvenes y
llorosos ojos y le dijo.
-Recuerda Nai que cuando dos personas se quieren deben estar
juntas. De no ser así es un insulto a Dios y a la propia naturaleza. Que estén
juntas, eso es lo importante, y todo lo demás, no importa.
Manuela se levantó y se marchó de la habitación. Pero
antes de cerrar la puerta Nai
preguntó.
-¿Qué fue de ellos?
-¿De quien?
-De los jóvenes enamorados de la historia. Del
relojero y la muchacha.
-Ahh. Bueno, se casaron y fueron muy muy felices. Hasta que…él, ya muy anciano, se fué para siempre.
Un nuevo silencio se apoderó de la habitación y Manuela,
tras responder a Nai quedó cabizbaja
con la mirada perdida. Pasados unos
segundos dijo sin levantar la vista del suelo.
-Sí… se fué hace mucho. Y sin embargo hoy lo sigo queriendo como el primer día.
Entonces levantó la mirada hacia Nai, y con lagrimas en los
ojos le dijo.
-Nai, vale la pena luchar
por quien se quiere… vale la pena.
La anciana salió de la habitación y cerró la puerta. Nai
quedó emocionada por la bonita historia de Manuela, que le produjo una serie de
sentimientos y emociones. Se sentía animada, con ganas de luchar, excitada, y eufórica
cual heroína. El mensaje de la historia le había llegado y las lágrimas
desaparecieron de sus ojos para ser sustituidas por una maliciosa sonrisa que transmitía decisión y valentía
-Pues si hay que luchar. Luchare…Luchare por el !!
Fotografia : Minisantonia
Que bien !! bonita historia le ha contado la señora Manuela, y muy guapica de joven .Esperamos la siguiente entrega a ver que pasa con esta pareja : un beso
ResponderEliminarAy que historia mas bonita manuela es mas buena y la pobre nai ainns me encanta la lagarta de eugenia molestando ainns
ResponderEliminarEnhorabuena a los dos vaya maravillas de historia
Me ha emocionado, que preciosa historia y que bien escribes. No tiene nada que envidiar a todas esas novelas de la tele. Felicidades, me ha gustado mucho. Un beso, Marisa Minilys
ResponderEliminarPrecioso como todos, se pone emocionante a ver que pasa que hace Nai y yo que ya los quiero ver novios, de nuevo felicidades a los dos. Miolga
ResponderEliminarSalgo como anónimo porque no se donde darle para que salga con mi nombre a que perfil
Que bonita historia Antonia, la he leido entera y me ha encantado, además es fácil leerte, tienes una redacción muy buena y haces que el lector se enganche, te felicito. Espero que la historia tenga un final feliz. Besos
ResponderEliminarWOW, a very powerful story! It was written with so much passion. I can't wait until to read the rest!
ResponderEliminarEstupenda!! realmente me habeis enganchado, que maja la Sra. Manuela, le ha dado a Nai justo lo que necesitaba. Si es que al final... siempre triunfa el amor. Las fotos en blanco y negro geniales para el momento
ResponderEliminarUnbeso
menos mal que esta niña despierta , a ver si espabila ,sino se queda sin el doctor , a ver por donde sale la otra ........
ResponderEliminarya estoy impaciente
besitos
Mari
love the story, you have a great way with words and a fantastic imagination
ResponderEliminarHola, me gusta mucho la decoración del salon y de la habitación de Nai. La cama es ideal. Muy buena idea la historia de amor del relojero con las fotos en blanco y negro. Espero que Nai se ponga las pilas y luche por su amor. El rencor no lleva a ninguna parte... Seguimos en contacto
ResponderEliminarGuauuuuuu!!! Se me han saltado las lágrimas... Si es que soy una tonta romántica :). La historia está tan bien ilustrada y escrita que me ha llegado al alma. Mil gracias por este precioso relato! Besazos.MN
ResponderEliminarQue bonita historia de amor y Manuela es un encanto. Me ha gustado mucho la ambientación que has hecho. A ver que hace Nai.
ResponderEliminarUn'altro entusiasmante capitolo! belle le foto in bianco e nero, sanno di antico.
ResponderEliminarCiao Faby
Un nuevo capítulo lleno de emoción y con una historia entrañable.
ResponderEliminarREALMENTE la historia engancha, me alegro que Manuela le haya contado su historia,,,,,,,,a veces los malos entendidos consinguen mas daño d elo que a simple vista parece, por eso debemos reflexionar y contar las cosas, hablando se entiend ela gente HALA NAI!!!!! ponte a preparar tu campo de batalla !!!!!!!!jejjejejejje dale donde mas le duela a la pecora esa !!!!!!!!
ResponderEliminarche bella storia hai raccontato! E le scene in color seppia danno proprio l'idea del racconto in un altro tempo..Grazie e attendo il prossimo capitolo!Manu
ResponderEliminarVenga Nai,a por él!!!!Si es que si ahora le perdona,le va a dar bien en las narices a Eugenia,y si no consigue lo que quiere va a ser cuando se va a fastidiar de verdad.La historia de juventud de la Señora Manuela ha sido preciosa,si es que el amor es así...precioso....
ResponderEliminarTe mueres de lo bonita que está hecha la historia,me encantaaaaa,besitos
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