MOVIMIENTO EN JAQUE
(10:30 am)
Consulta del Dr. Martin.
Se
escuchó el “toc toc” de la puerta. Otro paciente pedía permiso para entrar en
la consulta de Martin. Este, como de costumbre ensimismado en sus asuntos, daba paso sin alzar la cabeza.
-Adelante.
Pase!!
La
puerta se abre y se cierra y el sonido de unos tacones delata que una mujer se
aproxima a la mesa. Martin, que sigue sin prestar atención a su nueva paciente
señala la silla con un gesto de la mano.
-Siéntese.
Enseguida le atiendo.
Pero
no se escucha movimiento alguno. Y de repente, una voz conocida, releva la
identidad de la paciente.
-Hola
Martin.
Aquella
voz no podía pasar desapercibida para el joven doctor, quien, sorprendido,
levantó por fin la cabeza para mirar y confirmar que la paciente que tenia ante
él no era ni mucho menos alguien a quien él tuviera el agrado de atender.
-Eugenia.
Usted aquí!!
-¿Sorprendido?
-Digamos
que no esperaba verla.
-Me
tomaré eso como algo positivo. ¿Puedo sentarme?
-Por
supuesto.
A
Martin no le hacía gracia tener a Eugenia en su consulta. Las últimas veces que
se había cruzado en su camino solo le había acarreado problemas. Era posible
que hubiera acudido a la consulta por meros problemas de salud, aun así Martin
no se fiaba de un personaje capaz de todo por conseguir sus objetivos.
-Y
bien. Dígame ¿de qué se trata?
-Pues
vera doct….ja ja bueno supongo que puedo llamarte simplemente Martin ¿no? Hay
confianza.
Que
Eugenia se tomara ella misma aquellas confianzas molestaba mucho más a Martin,
quien, a pesar de todo, mantenía la compostura.
-Puede
llamarme como más cómodo le resulte, Eugenia. Dígame ¿Cuál es el motivo de su
visita?
-Veras
Martin, cuando una mujer llega a mi edad conviene cuidarse y ser precavida. Por
eso cada año, periódicamente, me someto a una revisión. Y este año he decidido
adelantarla.
Aquel
tono de voz seguía incomodando a Martin que no acababa de creerse aquella
escusa. No obstante, como médico, debía dejar a un lado cualquier prejuicio o
juicio de valor y tratar a Eugenia como una paciente más.
-Está
bien. Pase dentro y espéreme, enseguida estaré con usted.
Martin indico a Eugenia la dirección de la camilla
tras el paraban. Ella se dirigió hacia allí, y esperó a que el cogiera los
formularios a rellenar durante el chequeo.
Al cabo de unos minutos Martin se dirigió donde esperaba Eugenia.
Al
cruzar el paraban, el joven doctor alzó la cabeza, y no podía creer lo que tenia
ante sus ojos. Eugenia, ante él, completamente desnuda.
Martin
se quedó de piedra. Eugenia lo miró a los ojos insinuante y el, por
fin, reaccionó.
-Ehh...Eugenia.
No es necesario.
-¿Como
dices?- Respondió haciéndose la despistada.
-Que
no es necesario que se quite la ropa. Es
un simple chequeo. Tomar la tensión, revisar vista y oídos, una toma de sangre
y poco más. No es necesario que se desnude.
-Oh!!!
Vaya!! Que tonta soy ¿verdad? Yo creí que sería necesario. Pero supongo que a
todo un profesional como tú no le habrá incomodado ver a una mujer desnuda ¿no?
Al fin y al cabo habrás visto muchas mujeres desnudas aquí ¿me equivoco?
-Eugenia.
Le ruego que se vista y que empecemos la revisión.
Entonces
Eugenia comenzó a dar pasos contoneándose y acercándose cada vez más a Martin.
-Vamos
Martin. No es la primera vez que me ves desnuda ¿no? Además ¿a qué vienen
tantas prisas? No quedan pacientes esperando. Tenemos tiempo. Tenemos tiempo y
una camilla.
Y
tras decir esto, Eugenia hizo gesto de abrazarse al cuello de Martin.
Pero este
dio un paso atrás, la miro a los ojos y muy seriamente le dijo.
-Ya
está bien Eugenia. Le ruego que se vista y que abandone mi consulta.
Eugenia,
sintiéndose ofendida ante el rechazo de Martin, recogió su ropa y se vistió.
Después, con tono enfadado se dirigió a él para decirle...
-Te
daré un consejo Martin. No vuelvas a rechazarme. Soy una mujer muy influyente.
El pueblo podría saber que te negaste a atenderme, y te aseguro que eso te podría
crear problemas.
-La
atenderé cuando venga a mi consulta como paciente, y solo como paciente.
-Ja.
¿Y a quién crees que creerá el pueblo? Creerán que te niegas a atender a la
enemiga de tu novia. Y eso no es muy profesional por tu parte ¿no?
Martin
quedo pensativo ante el chantaje al que Eugenia le estaba sometiendo. Y tras
meditar unos segundos, finalmente decidió poner punto final a aquella
situación.
-Está
bien. Tendrá su revisión.
Eugenia
sintió que la victoria, una vez más, estaba de su lado. Y que aquel “tendrá su revisión” era sinónimo de
que Martin había cedido al chantaje.
Pero su sorpresa fue mayúscula al ver como
este cogía una jeringa que en pocos segundos preparo para ella
-¿Qué
es eso?-Dijo sorprendida y algo asustada.
-Le
pondré un calmante para que este más relajada durante el chequeo.
Y sin esperar respuesta Martin dio la orden.
- ¡!Vamos. Dese la vuelta!!!
Y sin esperar respuesta Martin dio la orden.
- ¡!Vamos. Dese la vuelta!!!
Eugenia,
que pese a estar dispuesta a todo por lograr sus objetivos no pensaba pasar por
aquello, entendió que Martin no cedería a sus pretensiones, y así, muy enfada y
ya pensando en la venganza, cogió de mala gana su bolso y se dirigió hacia la
puerta, pero una vez allí, y antes de irse, se giro hacia él para advertirle
una vez más.
-Cometes
un error Martin. Esa niña no vale la pena. Esto no quedara así.
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(11:30
am) Despacho del alcalde Sanz.
-¡!!Adelante!!!
¡!!Pase!!!. Dijo en voz alta el alcalde.
Eugenia entró en el despacho y cerró la puerta tras de sí
para después estrechar la mano a Don Emilio Sanz, alcalde de Lago-Jardín.
-Eugenia!!!
Que sorpresa tan agradable. Hacía tiempo que no venía a visitarme a mi
despacho.
-Gracias
Emilio. Pero no vengo de visita de cortesia, sino a hacerle una consulta.
-Vaya.
Espero que no sea nada serio. Pero por favor siéntese.
Eugenia
tomó asiento mientras Sanz se disponía a prepararle algo de beber
-¿Un
coñac? – le preguntó amablemente-
-No
gracias – contestó ella -
Emilio
tapo la botella y se dirigió a su mesa. Tras sentarse, preguntó.
-Bien.
¿En qué puedo ayudarla?
-¿Se
acuerda de mi padre verdad?
-¿Cómo
olvidarlo? Gracias a él soy alcalde de este pueblo. Su influencia hizo mi sueño
realidad. Siempre estaré en deuda con él. Pero... como? ¿Se encuentra bien?
-Ohh,
si si. Goza de buena salud.
-Bien
me alegro. Me había asustado. ¿Por qué me pregunta por él?
-Necesito
que me haga un favor.
-Entiendo.
Pídame lo que sea Eugenia. Haré todo lo
que esté en mi mano para ayudar a la hija de un gran amigo. ¿De qué se trata?
Eugenia
miró a los ojos del alcalde y muy seriamente, como dando una orden más que
pidiendo un favor, dijo.
-Quiero
que eche a la señorita Nai del pueblo.
El
alcalde Sanz no podía creer lo que estaba escuchando. No entendía aquella
petición.
¿Quién
podría tener queja de una persona como la señorita Nai?
-¿Cómo
dice?
-Me
ha escuchado perfectamente. La señorita Nai no es una buena influencia para
este pueblo y le pido que la eche.
Tras
uno segundos de consideración Sanz contesto.
-No
puedo hacer eso.
-Es
usted el alcalde. Si puede.
-Le
digo que no puedo. Lo que me pide no es honrado.
-Lo
que le pido es por el bien del pueblo. ¿He de recordarle de nuevo gracias a
quien está usted sentado en este despacho?
Sanz,
que ni en sus peores pesadillas hubiera sospechado vivir algún día una
situación como la que estaba viviendo en un pueblo tan tranquilo como lago-Jardín,
quiso imponer su autoridad ante tan descabellada idea. Y así enfadado y alzando
la voz recrimino de esta manera a Eugenia.
-Ya
está bien Eugenia!!! Su padre influyó fuese candidato a la alcaldía pero fué el
pueblo quien me eligió. Lo que me propone es un chantaje. Que traicione al
pueblo. Y no estoy dispuesto a tolerarlo.
Después
de una pausa donde el silencio reinó en aquel despacho, el alcalde, mucho más
sosegado, continúo.
-No
echare a la señorita Nai del pueblo porque no tengo poder para ello y porque
aun si lo tuviera… ni deseo hacerlo ni tengo motivos para ello.
Eugenia
agarro su bolso y se levanto dispuesta a abandonar el despacho con gesto serio
y enfadado. Pero como era ya costumbre en ella, no podía marcharse sin
pronunciar la última palabra.
-Está
bien Emilio. Veo que me equivoqué con usted. Creí que era una persona
inteligente. Por última vez… considere las opciones. Sí, mi padre es un hombre
mayor ya, pero aun conserva sus influencias. De la misma manera que le
consiguió la alcaldía puede quitarle de ella. Y créame, el siguiente en ocupar
su puesto entrará con estas condiciones y su marcha habrá sido inútil.
Eugenia
se dirigió hacia la puerta y antes de salir volvió a advertir a Emilio.
-Piénselo
bien. O echa a la señorita Nai del pueblo. O tendrán que irse los dos. Adiós
señor alcalde.
El
portazo resonó en todo el edificio.
Emilio
Sanz, alcalde del tranquilo pueblo de Lago-Jardín, sabía que Eugenia hablaba en
serio. Se encontraba entre la espada y la
pared. ¿Qué hacer? Si accedía al chantaje traicionaría todos los valores
políticos en los que él creía, y traicionaría también a una persona a la que
admiraba y quería. Si se negaba, el perdería la alcaldía que era su vida, y por
lo que tanto había luchado. Además, Eugenia tenía razón, su marcha no evitaría que Nai fuera expulsada
del pueblo. Su marcha sería inútil. ¿Y dimitir? Quizás fuera la salida más
digna. En todo caso escogiera el camino que escogiera el final no era
agradable.
La
cuestión pues era si debía elegir el camino honrado… o el más coherente y
practico.
Textos: Minichico
Fotos: Minisantonia
Que requetemala es Eugenia. Haciendo chantaje para conseguir sus propositos...
ResponderEliminarqu estrésssss
ResponderEliminarUff esta Eugenia es un bicho, bicho. Que ganas de mas.
ResponderEliminarSonia
Que bruja sabia yo que no se quedaria de brazos cruzados...
ResponderEliminarUUFFF Que suspense se saldra con la suya Eugenia? Que ganas del siguiente ,capitulo
ResponderEliminarEsta Eugenia es una mala pécora,lagartaaaaa,,besitos
ResponderEliminarmujeres como Eugenia es la que nos da mala fama a todas las mujeres, menuda perrrrra , como diria una de mis hermanas , espero que esto se solucione pronto
ResponderEliminarbesitos
Mari
Oh she is so bad, what will she do next? hurry up I am desperate for more
ResponderEliminarQue fresca y que z..... la pájara ésta yo la cogía del moño y no sé que le haría...... bueno a ver como lo bailas ésto ahora.....que suspense dios mío : un beso
ResponderEliminarVaya problemón tienes ahora, a ver como se soluciona....
ResponderEliminarMe encanta tu blog! ¿Es posible colocar un botón de traducción por English?
ResponderEliminarHola!!! ya está ese botón!!! en el lado derecho, pone TRANSLATE
EliminarMe encanta que ya aparezcan malos maliiiiiiiiiiisimos en la historia. Muchos besitos.
ResponderEliminarMadre mia, esa mujer no tiene desperdicio, ni vergüenza, ni ná de ná.
ResponderEliminarDeseando estoy saber que hará el alcalde.
Hola: esa Euguenia es un bicho... menuda mala persona es. Como en España no dimite nadie no creo que el alcalde renuncie a su cargo... qué mala soy... La verdad es que el alcalde tiene que tomar una decisión muy importante y no hay que olvidar que en esta vida hay que ser agradecidos y si está en el poder gracias al apoyo del padre de Euguenia supongo que algo tendrá que agradecerle... Digo yo... El despacho del alcalde me encanta con esos cuadros en dorado y la mesa tan cálida... Gran trabajo... Seguimos en contacto
ResponderEliminarAy , que zorranca que es esta mujer . Espero la continuacion con ansia , siempre me dejais en vilo , ja , ja .
ResponderEliminarBesos
Hola!!
ResponderEliminarPero qué bruja!! Qué bicho malo!! A ver cómo acaba la historia...
Ya tengo ganas de saberlo!!
Besos, Helena.
Esta Eugenia es como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer, jajajaj. Menuda pieza! vaya marrón que tiene el alcalde
ResponderEliminarQué tía más borde!!!Es que no para su cabeza de maqinar maldades!!!!Menudo papelón que tiene el pobre alcalde,pues nada,sólo le queda ser listo y hacer una buena estrategia como le pasó a Nai y salir vencedor.Un beso
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