LAGO - JARDÍN Capítulo 4

- LA INVITACIÓN -

Al igual que hizo con la maestra, el alcalde Sanz quiso tener el detalle de ir a conocer a otro nuevo vecino, el Dr Martin. 

Entró en el edificio que sería la futura consulta, y allí encontró al Sr. Martin desembalando cajas que contenían, cuidadosamente guardado, todo tipo de aparatos e instrumentos de carácter medico que el alcalde, en la mayoría de los casos, no conocía e incluso algunos de ellos, por su aspecto, le pararían raros y curiosos.

En medio de una conversación distendida, el alcalde, por curiosidad, preguntó para que servían algunos de aquellos intrumentos que Martín no dejaba de sacar, con delicadeza, de aquellas cajas. El joven trataba de contestar a Don Emilio, pero este no llegaba a entender en la mayoría de los casos su funcionabilidad. Por tanto desistió de hacer mas preguntas técnicas y decidió cambiar de asunto.

-¿Cuando cree que podrá empezar a pasar consulta?

-Todavía tienen que enviarme la camilla, que viene desde la capital -Contesto Martin a la vez que levantaba otra de las cajas. Después continuó diciendo

-Pero no creo que tarde más de una semana, por lo tanto, seguramente, en un unos 15 días como mucho, estaré preparado para empezar.

-Ah, eso es estupendo- Dijo el Alcalde Sanz entusiasmando pues el pensaba que las obras se iban a alargar más tiempo.

El alcalde Sanz y el Dr Martin continuaron hablando, durante largo rato, de diversos temas relacionados con el pueblo y sus habitantes, y finalmente salió a la conversación la nueva maestra.

-Tengo entendido que ya ha conocido a la nueva profesora, ¿no es así Dr Martin?

-Si, es cierto. La vi por casualidad, llegaba en un taxi, y me ofrecí ayudarla con las maletas.

-Es una mujer muy simpática y amable.

-Sí, y guapa -añadió Martin

-Vaya, veo que no se le ha escapado ese detalle.- Afirmo el alcalde mientras dibujaba una sonrisa en su boca-

-¿Acaso, a usted sí? – respondió Martín mirando al alcalde con cara de sorpresa.

-Ja ja, no. Claro que no.

Antes de que pudieran entrar en detalles sobre las cualidades y belleza de la maestra, alguien irrumpió en la consulta diciendo...

-No se fie de el Dr Martin. Hablen de lo que hablen, no tardara mucho en pedirle su voto.

Ambos se giraron sorprendidos y vieron dirigirse hacia ellos al Señor John Smitz quien continuaba hablándoles en tono burlón.

-Hágame caso Dr Martin, si trata de comprar su voto, véndaselo a buen precio, coja el dinero y luego vote lo que usted quiera...

Los tres hombres rieron ante la broma de John.

-Abogado Smitz. Que sabias palabras esas si no vinieran de un abogado. Replicó el alcalde Sanz a la vez que se giraba hacia Martin y le guiñaba un ojo.

De nuevo los tres hombres rieron, y una vez recobrada la compostura, El alcalde Sanz quiso presentar a John.

-Dr Martin, este es el Sr. John Smitz. Uno de los hombres mas notables del pueblo.

-¿Como esta usted Sr Smitz?. Dijo Martin a la vez que le estrechaba la mano a John.

-Por favor, llámeme John. Es un placer conocerle Dr Martin.

John comentó con Martin la falta que hacia un medico en el pueblo, y lo contentos que estaban casi todos los vecinos con esa noticia.

El alcalde Sanz, que ya había cumplido su objetivo de conocer al nuevo medico y de interesarse por la apertura de la clínica, decidió dejar solos al abogado y al medico, pues tenia otros asuntos pendientes de resolver y ya se le hacía un poco tarde.

-Bueno caballeros, les dejo. Solo quería conocerle en persona Dr Martin,  ha sido un placer.- Dijo mientras estrechaba de nuevo su mano con el doctor.

-Adiós señor alcalde. El placer ha sido mío.

El alcalde Sanz abandono la estancia dejando solos a John y Martin.

-Dr Martin, he venido para hacerle una invitación.

-Usted dirá.- Dijo Martin algo intrigado.

-Los sábados solemos juntarnos en mi casa unos buenos amigos para cenar. Mi esposa y yo nos sentiríamos complacidos si se uniera a nosotros este próximo sábado.

 

Martin quedo pensativo y finalmente respondió.

-Será todo un honor Señor Smitz.

-Estupendo. Venga usted pronto, mis colegas y yo solemos tertuliar antes de la cena mientras degustamos un buen brandy.

-Esta bien Señor Smitz, pero le advierto que lo mio no es la política.

-No se preocupe Dr Martin. Siendo usted mi invitado supongo que la medicina será el tema de debate. Dijo sonriendo.

John se despidió del Dr Martin pues sabía que el nuevo medico tenia muchas cosas que hacer aun en su consulta, y no quiso distraerle por más tiempo.

Tras despedirse, Martin siguió desenvolviendo paquetes mientras pensaba si había sido buena idea aceptar la invitación del señor Smitz. A el no le gustaban mucho las reuniones sociales, y menos aun si no conocía a nadie. Compartir tertulia con abogados y banqueros le parecía de antemano algo aburrido. Por otro lado el señor y la señora Smitz habían sido muy amables invitándole y no le pareció correcto despreciar la invitación. Martin sabia que tenia que asistir a riesgo de pasar una velada poco divertida.

Mientras, John se aproximaba a la puerta para salir; pero, antes de que éste cruzara el umbral, se detuvo, se giro de nuevo hacia el Dr Martin y dijo.

-Dr Martin.

Martin alzo la cabeza y contesto.

-¿si?.

-Se me olvidó informarle que la señorita Nai, la nueva profesora, también asistirá a la cena. Mi mujer la ha invitado esta mañana.

Tras decir esto, de nuevo se despidió y abandono la consulta.

A Martin se le fueron todas sus dudas y , en ese momento, supo que había hecho muy bien aceptar la invitación.