miércoles, 27 de marzo de 2013

LAGO - JARDÍN Capítulo 16



MOVIMIENTO EN JAQUE


(10:30 am) Consulta del Dr. Martin.



Se escuchó el “toc toc” de la puerta. Otro paciente pedía permiso para entrar en la consulta de Martin. Este, como de costumbre ensimismado en sus asuntos,  daba paso sin alzar la cabeza.




-Adelante. Pase!!



La puerta se abre y se cierra y el sonido de unos tacones delata que una mujer se aproxima a la mesa. Martin, que sigue sin prestar atención a su nueva paciente señala la silla con un gesto de la mano.



-Siéntese. Enseguida le atiendo.



Pero no se escucha movimiento alguno. Y de repente, una voz conocida, releva la identidad de la paciente.




-Hola Martin.



Aquella voz no podía pasar desapercibida para el joven doctor, quien, sorprendido, levantó por fin la cabeza para mirar y confirmar que la paciente que tenia ante él no era ni mucho menos alguien a quien él tuviera el agrado de atender. 



 -Eugenia. Usted aquí!!



-¿Sorprendido?



-Digamos que no esperaba verla.



-Me tomaré eso como algo positivo. ¿Puedo sentarme?

 

-Por supuesto.




A Martin no le hacía gracia tener a Eugenia en su consulta. Las últimas veces que se había cruzado en su camino solo le había acarreado problemas. Era posible que hubiera acudido a la consulta por meros problemas de salud, aun así Martin no se fiaba de un personaje capaz de todo por conseguir sus objetivos.



-Y bien. Dígame ¿de qué se trata?



-Pues vera doct….ja ja bueno supongo que puedo llamarte simplemente Martin ¿no? Hay confianza.


 

Que Eugenia se tomara ella misma aquellas confianzas molestaba mucho más a Martin, quien, a pesar de todo, mantenía la compostura.



-Puede llamarme como más cómodo le resulte, Eugenia. Dígame ¿Cuál es el motivo de su visita?




-Veras Martin, cuando una mujer llega a mi edad conviene cuidarse y ser precavida. Por eso cada año, periódicamente, me someto a una revisión. Y este año he decidido adelantarla.



Aquel tono de voz seguía incomodando a Martin que no acababa de creerse aquella escusa. No obstante, como médico, debía dejar a un lado cualquier prejuicio o juicio de valor y tratar a Eugenia como una paciente más.




-Está bien. Pase dentro y espéreme, enseguida estaré con usted.



Martin  indico a Eugenia la dirección de la camilla tras el paraban. Ella se dirigió hacia allí, y esperó a que el cogiera los formularios a rellenar durante el chequeo. 


Al cabo de unos minutos  Martin se dirigió donde esperaba Eugenia.

Al cruzar el paraban, el joven doctor alzó la cabeza, y no podía creer lo que tenia ante sus ojos. Eugenia, ante él, completamente desnuda.




Martin se quedó de piedra. Eugenia lo miró a los ojos insinuante y el, por fin, reaccionó.



-Ehh...Eugenia. No es necesario.



-¿Como dices?- Respondió  haciéndose la despistada.




-Que no es necesario que se quite la ropa.  Es un simple chequeo. Tomar la tensión, revisar vista y oídos, una toma de sangre y poco más. No es necesario que se desnude.




-Oh!!! Vaya!! Que tonta soy ¿verdad? Yo creí que sería necesario. Pero supongo que a todo un profesional como tú no le habrá incomodado ver a una mujer desnuda ¿no? Al fin y al cabo habrás visto muchas mujeres desnudas aquí ¿me equivoco?



-Eugenia. Le ruego que se vista y que empecemos la revisión.
Entonces Eugenia comenzó a dar pasos contoneándose y acercándose cada vez más a Martin.




-Vamos Martin. No es la primera vez que me ves desnuda ¿no? Además ¿a qué vienen tantas prisas? No quedan pacientes esperando. Tenemos tiempo. Tenemos tiempo y una camilla.



Y tras decir esto, Eugenia hizo gesto de abrazarse al cuello de Martin. 


Pero este dio un paso atrás, la miro a los ojos y muy seriamente le dijo.



-Ya está bien Eugenia. Le ruego que se vista y que abandone mi consulta.



Eugenia, sintiéndose ofendida ante el rechazo de Martin, recogió su ropa y se vistió. Después, con tono enfadado se dirigió a él para decirle...




-Te daré un consejo Martin. No vuelvas a rechazarme. Soy una mujer muy influyente. El pueblo podría saber que te negaste a atenderme, y te aseguro que eso te podría crear problemas.



-La atenderé cuando venga a mi consulta como paciente, y solo como paciente.




-Ja. ¿Y a quién crees que creerá el pueblo? Creerán que te niegas a atender a la enemiga de tu novia. Y eso no es muy profesional por tu parte ¿no?



Martin quedo pensativo ante el chantaje al que Eugenia le estaba sometiendo. Y tras meditar unos segundos, finalmente decidió poner punto final a aquella situación.




-Está bien. Tendrá su revisión.



Eugenia sintió que la victoria, una vez más, estaba de su lado. Y que  aquel “tendrá su revisión” era sinónimo de que Martin había cedido al chantaje.



 Pero su sorpresa fue mayúscula al ver como este cogía una jeringa que en pocos segundos preparo para ella




-¿Qué es eso?-Dijo sorprendida y algo asustada.

 


-Le pondré un calmante para que este más relajada durante el chequeo.

Y sin esperar respuesta Martin dio la orden.

- ¡!Vamos. Dese la vuelta!!!




Eugenia, que pese a estar dispuesta a todo por lograr sus objetivos no pensaba pasar por aquello, entendió que Martin no cedería a sus pretensiones, y así, muy enfada y ya pensando en la venganza, cogió de mala gana su bolso y se dirigió hacia la puerta, pero una vez allí, y antes de irse, se giro hacia él para advertirle una vez más.




-Cometes un error Martin. Esa niña no vale la pena. Esto no quedara así.

 




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(11:30 am) Despacho del alcalde Sanz.





-¡!!Adelante!!! ¡!!Pase!!!. Dijo en voz alta el alcalde.




Eugenia entró en el despacho y cerró la puerta tras de sí para después estrechar la mano a Don Emilio Sanz, alcalde de Lago-Jardín.



-Eugenia!!! Que sorpresa tan agradable. Hacía tiempo que no venía a visitarme a mi despacho.




-Gracias Emilio. Pero no vengo de visita de cortesia, sino a hacerle una consulta.



-Vaya. Espero que no sea nada serio. Pero por favor siéntese.



Eugenia tomó asiento mientras Sanz se disponía a prepararle algo de beber




-¿Un coñac? – le preguntó amablemente-



-No gracias – contestó ella -



Emilio tapo la botella y se dirigió a su mesa. Tras sentarse, preguntó.



-Bien. ¿En qué puedo ayudarla?




-¿Se acuerda de mi padre verdad?



-¿Cómo olvidarlo? Gracias a él soy alcalde de este pueblo. Su influencia hizo mi sueño realidad. Siempre estaré en deuda con él. Pero... como? ¿Se encuentra bien?




-Ohh, si si. Goza de buena salud.



-Bien me alegro. Me había asustado. ¿Por qué me pregunta por él?



-Necesito que me haga un favor.



-Entiendo.  Pídame lo que sea Eugenia. Haré todo lo que esté en mi mano para ayudar a la hija de un gran amigo. ¿De qué se trata?


 

Eugenia miró a los ojos del alcalde y muy seriamente, como dando una orden más que pidiendo un favor, dijo.



-Quiero que eche a la señorita Nai del pueblo.



El alcalde Sanz no podía creer lo que estaba escuchando. No entendía aquella petición.

¿Quién podría tener queja de una persona como la señorita Nai?




-¿Cómo dice?



-Me ha escuchado perfectamente. La señorita Nai no es una buena influencia para este pueblo y le pido que la eche.



Tras uno segundos de consideración Sanz contesto.



-No puedo hacer eso.



-Es usted el alcalde. Si puede.




-Le digo que no puedo. Lo que me pide no es honrado.



-Lo que le pido es por el bien del pueblo. ¿He de recordarle de nuevo gracias a quien está usted sentado en este despacho?




Sanz, que ni en sus peores pesadillas hubiera sospechado vivir algún día una situación como la que estaba viviendo en un pueblo tan tranquilo como lago-Jardín, quiso imponer su autoridad ante tan descabellada idea. Y así enfadado y alzando la voz recrimino de esta manera a Eugenia.




-Ya está bien Eugenia!!! Su padre influyó fuese candidato a la alcaldía pero fué el pueblo quien me eligió. Lo que me propone es un chantaje. Que traicione al pueblo. Y no estoy dispuesto a tolerarlo.



Después de una pausa donde el silencio reinó en aquel despacho, el alcalde, mucho más sosegado, continúo.




-No echare a la señorita Nai del pueblo porque no tengo poder para ello y porque aun si lo tuviera… ni deseo hacerlo ni tengo motivos para ello.



Eugenia agarro su bolso y se levanto dispuesta a abandonar el despacho con gesto serio y enfadado. Pero como era ya costumbre en ella, no podía marcharse sin pronunciar la última palabra.




-Está bien Emilio. Veo que me equivoqué con usted. Creí que era una persona inteligente. Por última vez… considere las opciones. Sí, mi padre es un hombre mayor ya, pero aun conserva sus influencias. De la misma manera que le consiguió la alcaldía puede quitarle de ella. Y créame, el siguiente en ocupar su puesto entrará con estas condiciones y su marcha habrá sido inútil.




Eugenia se dirigió hacia la puerta y antes de salir volvió a advertir a Emilio.



-Piénselo bien. O echa a la señorita Nai del pueblo. O tendrán que irse los dos. Adiós señor alcalde.



El portazo resonó en todo el edificio.





Emilio Sanz, alcalde del tranquilo pueblo de Lago-Jardín, sabía que Eugenia hablaba en serio.  Se encontraba entre la espada y la pared. ¿Qué hacer? Si accedía al chantaje traicionaría todos los valores políticos en los que él creía, y traicionaría también a una persona a la que admiraba y quería. Si se negaba, el perdería la alcaldía que era su vida, y por lo que tanto había luchado. Además, Eugenia tenía razón, su  marcha no evitaría que Nai fuera expulsada del pueblo. Su marcha sería inútil. ¿Y dimitir? Quizás fuera la salida más digna. En todo caso escogiera el camino que escogiera el final no era agradable.



La cuestión pues era si debía elegir el camino honrado… o el más coherente y practico.




Textos: Minichico
Fotos: Minisantonia

19 comentarios:

  1. Que requetemala es Eugenia. Haciendo chantaje para conseguir sus propositos...

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  2. Uff esta Eugenia es un bicho, bicho. Que ganas de mas.

    Sonia

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  3. Que bruja sabia yo que no se quedaria de brazos cruzados...

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  4. UUFFF Que suspense se saldra con la suya Eugenia? Que ganas del siguiente ,capitulo

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  5. Esta Eugenia es una mala pécora,lagartaaaaa,,besitos

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  6. mujeres como Eugenia es la que nos da mala fama a todas las mujeres, menuda perrrrra , como diria una de mis hermanas , espero que esto se solucione pronto

    besitos

    Mari

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  7. Oh she is so bad, what will she do next? hurry up I am desperate for more

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  8. Que fresca y que z..... la pájara ésta yo la cogía del moño y no sé que le haría...... bueno a ver como lo bailas ésto ahora.....que suspense dios mío : un beso

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  9. Vaya problemón tienes ahora, a ver como se soluciona....

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  10. Me encanta tu blog! ¿Es posible colocar un botón de traducción por English?

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    1. Hola!!! ya está ese botón!!! en el lado derecho, pone TRANSLATE

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  11. Me encanta que ya aparezcan malos maliiiiiiiiiiisimos en la historia. Muchos besitos.

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  12. Madre mia, esa mujer no tiene desperdicio, ni vergüenza, ni ná de ná.
    Deseando estoy saber que hará el alcalde.

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  13. Hola: esa Euguenia es un bicho... menuda mala persona es. Como en España no dimite nadie no creo que el alcalde renuncie a su cargo... qué mala soy... La verdad es que el alcalde tiene que tomar una decisión muy importante y no hay que olvidar que en esta vida hay que ser agradecidos y si está en el poder gracias al apoyo del padre de Euguenia supongo que algo tendrá que agradecerle... Digo yo... El despacho del alcalde me encanta con esos cuadros en dorado y la mesa tan cálida... Gran trabajo... Seguimos en contacto

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  14. Ay , que zorranca que es esta mujer . Espero la continuacion con ansia , siempre me dejais en vilo , ja , ja .
    Besos

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  15. Hola!!
    Pero qué bruja!! Qué bicho malo!! A ver cómo acaba la historia...
    Ya tengo ganas de saberlo!!
    Besos, Helena.

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  16. Esta Eugenia es como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer, jajajaj. Menuda pieza! vaya marrón que tiene el alcalde

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  17. Qué tía más borde!!!Es que no para su cabeza de maqinar maldades!!!!Menudo papelón que tiene el pobre alcalde,pues nada,sólo le queda ser listo y hacer una buena estrategia como le pasó a Nai y salir vencedor.Un beso

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