miércoles, 26 de diciembre de 2012

LAGO - JARDÍN Capítulo 3


EL ALCALDE

Nai tenía mucho por hacer.  Deshacer las maletas, acomodar su nuevo hogar, incluso darse un baño. Pero todo eso podía esperar, había algo en la mente de Nai que si deseaba hacer, algo que era una prioridad y no podía esperar. Visitar su nueva escuela.



En su anterior trabajo, después de cada clase, cuando el último de los alumnos abandonaba la sala, Nai se quedaba sola, en el aula, durante un largo rato. Aprovechaba para ponerlo todo en  orden: Alineaba los bancos de los pupitres que los alumnos habían movido en su alocada salida, recogía los libros de cada niño y los llevaba a la estantería correspondiente colocándolo debidamente alineado, incluso reagrupaba las tizas después de borrar la pizarra. Nai quería que los pequeños, al día siguiente, se sintieran como el primer día de clase.



Durante esos momentos Nai se sentía feliz. La enseñanza era su vida y el aula era su verdadero hogar. Allí se sentía segura, feliz. Entre ella y el aula existía cierta complicidad, cierta conexión, como si durante esos momentos el aula y ella fueran una sola cosa.




Bajó las escaleras y entro en la sala. Paseo por el pasillo central que creaban los pupitres en dirección al estrado, mientras con la yema de sus dedos acariciaba cada uno de esos pupitres. A Nai le gustaba oír sus propios pasos resonar en el silencio.



Inmersa en sus pensamientos estaba cuando alguien golpeo la puerta del aula llamando su atención. Nai se giro y vio a un hombre asomar por la puerta a la vez que preguntaba.



-¿Señorita Nai?, ¿Es usted la señorita Nai?



-Si, soy yo -Contestó.



La confirmación fue permiso suficiente para que aquel hombre entrara en la clase y se dirigiera hacia ella con el brazo extendido con intención de estrecharle la mano, al tiempo que se presentaba.



-Soy Emilio Sanz, el alcalde. Hablamos por teléfono.



-Oh! si, cierto.



Pero antes de que Nai pronunciara alguna palabra más, el alcalde se apresuro a disculparse.



-Señorita Nai, debo pedirle disculpas por no haber estado aquí a la hora de su llegada, unos asuntos de carácter político me han tenido entretenido. Le ruego me disculpe.




-No se preocupe.  El taxi me dejo en la misma puerta de casa, y un vecino del pueblo me ayudo con las maletas.



-Eso me deja mas tranquilo Srta Nai.



Tras una pausa sin decir nada, el alcalde, Don Emilio, echó un vistazo a su alrededor y continuo diciendo.



-Veo que se esta familiarizando con su nuevo lugar de trabajo.



-Si, así es. Es un aula preciosa.



-Me alegra que le guste. Estoy convencido de que será muy feliz aquí.



-Si, estoy segura de que si.



-Por favor Señorita Nai, déjeme compensar mi falta por no haber llegado a tiempo de recibirla, invitándola a dar un paseo por el pueblo. Deje que sea su guía y que le ponga al día sobre Lago-Jardín y sus vecinos.



-Oh!, eso sería fantástico!!



-Entonces...-Dijo el alcalde mientras se apartaba y dejaba pasar a la muchacha que iba en dirección a la puerta.- No esperemos más.




Ambos salieron del aula con la intención de dar un largo paseo por el pueblo para que el alcalde, Emilio Sanz, le hablara de cada casa y cada puesto,  informándola sobre las personas que en ellas vivían. Nada más salir de la escuela se toparon con una hermosa mansión, la muchacha la miró sorprendida, y el alcalde, que se había dado cuenta de la cara de admiración de la maestra al ver tan bello edificio, se apresuró a darle información.



-Esa es la mansión de Hambleton Hall -dijo el alcalde señalando hacia la casa- Donde viven el señor y la señora Smitz con sus dos hijos. Pronto los conocerá, los señores Smitz suelen hacer cenas y eventos sociales muy a menudo. La señora Smitz no tardara en invitarla a uno de ellos, mas aun siendo usted la futura profesora de sus hijos.





-Oh, eso será estupendo.



-Los Smitz son una familia británica. De Inglaterra. Vinieron a España hace unos años, y claro, como se imaginara, en el pueblo se crearon diversas conjeturas al rededor de su pasado.



-Si, lo imagino – contestó Nai intrigada-



-Ja ja ja hay quien dice, incluso, que los Smitz pertenecen a la nobleza británica.



-¿Y usted que cree? ¿es cierto eso? Seguro que usted, como alcalde, sabe más de ellos que el resto del barrio.



-Ja ja ja, me subestima usted Sta. Nai, yo lo único que sé es que los señores Smitz son buena gente, personas en las que se puede confiar. Ella es una excelente dama y el todo un caballero. Y eso es lo importante.



Continuaron el paseo, hasta que pasaron por delante de la tienda de Vistiendo Sueños.



-Esta es la boutique de Doña Eugenia. Aquí encontrara cualquier complemento de moda que necesite, y si no, Doña Eugenia podrá conseguirlo.



-"Vistiendo sueños".-Leyó Nai.- 



-¿Le gusta el nombre?.



-Si. Me parece muy apropiado.



El alcalde continúo explicando la historia de cada edificio. El ayuntamiento, la iglesia, el café...Cada uno de ellos escondía una historia, un misterio o simplemente algo curioso que contar. En un momento dado, de nuevo cerca ya de la escuela,  Nai señalo hacia una casa en concreto.



-¿Quien vive allí?.



-Ah, ese es el nuevo consultorio señorita Nai. El medico de Lago-Jardín.






-¿El Dr Martin?.



-Vaya, parece que le conoce.



-Si, bueno, fue el quien me ayudo con las maletas.



-Ah, entonces me temo que sepa usted mas de el que yo. Tengo intención de hacerle una visita esta misma tarde. Pero dígame, ¿que impresión le causo?



-Oh, el Dr Martin es un hombre muy amable y simpático.



-Eso es estupendo.



Casi sin darse cuenta, ambos emprendieron el camino de vuelta. Y entre charla y charla llegaron, finalmente, a casa de Nai. Una vez en la base de la escalera, el Alcalde Don Emilio se despidió de ella.



-Bueno Sta. Nai, no la molesto mas, estoy seguro que tendrá muchas cosas que hacer aun. Ha sido un placer pasear con usted.



-El placer ha sido mío alcalde Sanz.



Nai y el alcalde se despidieron, después la maestra subió las escaleras dispuesta a entrar en casa. Aún no había metido la llave en la cerradura, cuando de nuevo la voz de Don Emilio, llamo su atención desde abajo.



-Señorita Nai!!!




Nai, se giro y se asomo a la barandilla.



-¿Si?-Contestó.



-Vera, hay algo que si se del Dr Martin que no le he dicho.



Nai, intrigada pregunto.



-¿Que es?.



Entonces el alcalde sonrío y sin dejar de mirar hacia arriba a la muchacha, dijo.



-Que es soltero Sta.Nai. Que es soltero!








6 comentarios:

  1. Muy bueno,me encanta,el nombre de la boutique muy apropiado jejejj,buenisimo todo,besitos

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  2. Una bella storia con fantastiche immagini.
    Ciao Faby

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  3. Hola: la historia es preciosa. Me gusta la fotos de la señorita Nai recorriendo el aula en el silencio absoluto cuando ya no están los alumnos... También me gusta el alcalde... qué agradable y cercano... creo que ya no quedan alcaldes así... ja, ja... qué bueno cuando le dice que el doctor está soltero... Me gusta mucho el vestido de la profesora... seguimos en contacto

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  4. bear grylls messer
    Feel free to surf my webpage - bear grylls messer

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  5. Me tiene enganchada, ya estoy esperando el siguiente capítulo, esto promete. Nai esta preciosa, yo creo que le ha sentado genial el cambio.

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  6. Me encanta el rumbo que va tomando la historia!!!

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